Oscar Niemeyer y Lucio Acosta: Herencia Barroca

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Querido Mies:

Hoy voy a contarte una anécdota que escuche en una clase de historia en la Facultad de Arquitectura.

Oscar Niemeyer fue un arquitecto multipremiado  por sus icónicas obras. Pero esta consagración mundial llevo años en llegar. La siguiente historia trata de como un joven Niemeyer es menospreciado por un insolente suizo, y de como a veces la mejor defensa puede ser la amistad.

Resulta que a un arquitecto suizo le llega la noticia que en América un joven brasileño estaba construyendo edificios modernos. El suizo decide ir ver su obra. Cuando arriba a la ciudad carioca, se encuentra con sensuales curvas, azulejos de diversos y alegres colores, y para su sorpresa, la ausencia de ángulos rectos o lineas duras e inflexibles.  Sostiene que aquello no era arquitectura Moderna, era arquitectura Barroca. En esa época que te digan barroco era un grave insulto.

Niemeyer no contestó, era un personaje demasiado alto, demasiado noble.

Sin embargo, su gran amigo y mentor Lucio Costa no iba a dejar pasar tamaña desfachatez. Retrucó sosteniendo: "Sí. En efecto, la arquitectura es Barroca porque descendemos de constructores Barrocos y no de relojeros."

A veces me gustaría tener más amigos como Lucio.

Hasta la próxima carta,

Nosotros, los arquitectos.

OSCAR NIEMEYER & LUCIO COSTA: BAROQUE HERITAGE

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Dear Mies,

Today I wanna tell you a story I heard in a history class at Architecture school. 

Oscar Niemeyer was a brilliant award-winning architect but worldwide recognition came after years of hard work. The next story is about how a young Niemeyer is underestimated by an insolent Swiss and how sometimes friendship can be the best defense.

The Swiss architect heard breaking news: a young Brazilian architect was creating modern buildings in South America, an entire city no less! It was groundbreaking. So he decided to get on a plane and watch his work. When he arrived he encountered sexy curves, colorful tiles and a surprising lack of right angles or straight lines whatsoever. The nerve! “That´s not modernism!  That´s baroque!” he declared. At that time to be Baroque was a serious insult. Something along the lines of brainless, ignorant, grotesque motherf”!#$

Niemeyer did not respond. He was too big to take offense and too noble to give it.

However, his mentor and best friend Lucio Costa would not let it pass. He responded: “Yes.  Indeed. The architecture is Baroque because our ancestors were baroque builders and not watchmakers”.

Sometimes, I wish I had friends like Lucio.

Looking forward to the next letter,

We, the architects.

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